La discapacidad en la empresa es un tema que levanta ampollas en nuestra sociedad. A pesar de que las personas con discapacidad constituyen un sector importante de la población, hoy día lo siguen teniendo complicadísimo para lograr una integración plena en el mundo laboral. Si bien los esfuerzos que hacen las instituciones y los organismos oficiales (tanto españoles como europeos) para mejorar la situación de las personas con discapacidad en la empresa son cada vez más eficaces, todavía queda mucho por hacer…
Por eso, las herramientas que las nuevas tecnologías nos ofrecen para favorecer la inclusión laboral y social de este sector de la población son de lo más interesantes. Y entre ellas, el teletrabajo se revela como una de las más eficaces. No te pierdas este artículo, en el que te contamos cómo el teletrabajo puede ser una de las mejores vías para aumentar la presencia de las personas con discapacidad en la empresa.
Discapacidad en la empresa: situación actual en España
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La discapacidad en la empresa y la inclusión de las personas con discapacidad en el mundo laboral presentan datos preocupantes. Según la Base Estatal de Datos del IMSERSO, en el año 2014 había 2.813.592 personas con discapacidad (intelectual, mental, física o sensorial) en España, de las cuales 1.403.282 son hombres y 1.410.310 son mujeres.
Una parte importante de este colectivo (alrededor del 80%) se encuentra en edad de trabajar; pero si ya es complicado para un trabajador sin discapacidad acceder a un puesto de trabajo, mucho más lo es para estas personas, a quienes la sociedad les pone innumerables trabas para el desarrollo de su actividad vital y laboral. De hecho, en nuestro país solo 1 de cada 4 personas con discapacidad… Siendo más preocupante aún el porcentaje del paro juvenil, que en 2014 se calculó en un 67,6%.
El teletrabajo como herramienta fundamental para la inclusión
Frente a estos datos, es evidente que la presencia de personas con discapacidad en la empresa debe ser incentivada y facilitada de manera urgente. Por parte de los organismos oficiales existe una interesante batería de subvenciones y ayudas para empresas, que además deben cumplir las cuotas obligatorias si no quieren vérselas con sanciones muy importantes. La figura del Centro Especial de Empleo (que en Leialta tenemos muy en cuenta, estando especializados en el tema) es otra de las claves para facilitar la inserción laboral de este sector de la población, así como la contratación de personas con discapacidad por parte de las empresas.
Pero hay una herramienta al alcance de todos que debe valorarse como una de las más interesantes: el teletrabajo. Y es que la inclusión de personas con discapacidad en la empresa española puede ser mucho más viable, si tienen la posibilidad de realizar un trabajo satisfactorio para todas las partes… desde su propio domicilio. Teniendo en cuenta que gran parte de este colectivo tiene problemas de movilidad o necesita apoyo constante, el teletrabajo se convierte en una magnífica opción con todas las ventajas, tanto para las empresas como para los propios trabajadores.
Pero… ¿en qué consiste el teletrabajo?
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el Teletrabajo como: «… una forma de trabajo efectuada en un lugar alejado de la oficina central o del centro de producción y que implica una nueva tecnología que permite la separación y facilita la comunicación». Además, el trabajo debe ser realizado habitualmente mediante el uso de las nuevas tecnologías (Internet, email, teléfono, fax u otros medios). El teletrabajo, además, puede ser desempeñando por trabajadores por cuenta propia o ajena, estando regulado mediante contratos en ambas opciones.
Los tele-trabajadores y los empresarios tienen a su alcance medios y herramientas que permiten en buen desempeño del trabajo para los primeros, así como la supervisión de la labor realizada por parte de los segundos. De esta manera, los puestos de trabajo en remoto (que así se conocen también) son perfectos para las personas con discapacidad, que además cuentan con medios (regulados por ley) para evitar la explotación, los abusos o las irregularidades que pudieran darse por parte de la empresa.
El tele-trabajador “perfecto”
Os lo dice alguien con experiencia en el tema: para trabajar en remoto es necesario tener una serie de condiciones, o en su defecto, comprometerse a desarrollarlas. Esto rige para cualquier trabajador, tenga o no discapacidad. Entre otras “virtudes”, un buen tele-trabajador debe ser capaz de auto-motivarse, tener la autoestima alta, contar con disciplina y constancia, ser proactivo, tener iniciativa y nunca dejar de aprender. Si bien estas características son ideales para cualquier trabajador, más aún se le requieren a alguien que no tiene supervisión constante por parte del empresario o el jefe. Y es que las tentaciones, en casa, son muchas…
Por otra parte, al tele-trabajador también se le presuponen:
- Competencias técnicas – Uso de TICs
- Competencias de gestión y organización – Su trabajo se valora por resultados y objetivos.
- Competencias individuales y sociales – Realiza el trabajo en solitario conectado con clientes, jefes o colegas mediante redes digitales (trabajo “en red”).
- Competencias de comunicación telefónica y escrita.
Una habitación propia
El título del famoso ensayo de Virginia Woolf nos viene, en este caso, de maravilla. Y es que esta opción laboral exige contar con un espacio independiente en la casa, a ser posible con una puerta que se pueda cerrar. Si los trabajadores con discapacidad en la empresa se encuentran habitualmente en un entorno laboral con menos distracciones, en los hogares la presencia de gente, ruidos, estímulos externos y demás condicionantes pueden llegar a imposibilitar la realización de las tareas. Por eso, es importante que todo el entorno social y familiar del tele-trabajador (¡incluso los vecinos!) se implique para facilitar el desempeño del trabajo por parte de este.
La empresa también gana
Las ventajas generadas por la inclusión de personas con discapacidad en la empresa a través del teletrabajo alcanzan también a los empresarios que escojan esta vía. Además de cumplir las cuotas y evitar sanciones, podrán optar a las ayudas y subvenciones ofertadas por las entidades públicas y participar en concursos públicos. El teletrabajo, por otra parte, permite a las empresas contar con más espacio en sus instalaciones para maquinaria, servicios u otros puestos de trabajo presenciales, así como reducir determinados costes. ¡Ojo! Esto no significa que el tele-trabajador deba hacerse cargo de los costes de su puesto de trabajo: la ley es muy clara en eso y obliga a la empresa a asumir determinados costes, como el mantenimiento del equipo, la factura del teléfono, etc.
Como veréis, la inclusión de personas con discapacidad en la empresa puede encontrar en el teletrabajo una herramienta excepcional. Solo es cuestión de informarse, implicarse y aprender a valorar el potencial humano y laboral de este importantísimo sector de la población. ¿Conocéis algún caso en el cual el teletrabajo haya servido para integrar a personas con discapacidad en la empresa?