Hoy vamos a hablar de la ética en los negocios. La ética, imprescindible tanto en el entorno familiar como en la sociedad, no puede faltar cuando nos encontramos en el ámbito del trabajo y en el mundo empresarial. Por desgracia, en tiempos de crisis, en el mundo de los negocios la ética se disipa y afloran comportamientos y decisiones empresariales donde prevalece el lucro a cualquier coste. La idea es que la empresa tendrá un beneficio a corto plazo, sin pensar que actuando con ética siempre se obtendrá rentabilidad a medio y largo plazo a todos los niveles.
En el entorno actual, las empresas se muestran ambiciosas, competitivas y codiciosas, y están convencidas de que no pueden permitirse el lujo de ser éticas, ya que sacrificarían oportunidades que terminarían por mermar sus resultados a corto plazo. Pero… ¿qué ocurre con el futuro? La vocación de permanencia en el tiempo (el cien por cien de las empresas se constituye con carácter indefinido) obliga a los empresarios a actuar pensando no sólo en el hoy, sino también en el mañana.
El caso Volkswagen
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A modo de ejemplo, para explicar lo expuesto anteriormente, se puede mencionar el «caso Volkswagen», la mayor empresa alemana fabricante de automóviles y segunda a nivel mundial, que decidió sacrificar la ética a cambio de una rentabilidad «cortoplacista», ya que ganar es adictivo.
Pero la experiencia demuestra que no hay que tratar de ganar a cualquier precio: Volkswagen se obsesionó con el hoy, sin tener en cuenta el mañana, convirtiéndose así en el protagonista de uno de los escándalos más sonados en los últimos años, debido a su falta de ética empresarial y personal, al instalar softwares en sus vehículos para falsear los controles sobre el nivel de emisiones. No es necesario detallar las consecuencias de esta conducta para la empresa: dimisiones, litigios, sanciones, afecciones a la salud e incluso muertes… ¿De verdad ha sido rentable renunciar a la ética por unos beneficios económicos…?
Este tipo de conductas podría deberse principalmente a la escasa sensibilidad moral que existe ante estas situaciones… El empresario se formula internamente cuestiones tales como: «¿Quién sale perjudicado en esta decisión?» «¿Qué probabilidades hay de que salga mal?» «¿Afectará a mi persona esta decisión, aunque yo sepa que no es correcta?» «Si lo hacen otros, ¿ por qué no yo?»… Normalmente se busca una respuesta rápida y sencilla a estas cuestiones, sin ser conscientes del verdadero daño que desencadenarán, afectando a empleados, proveedores, clientes e incluso a la propia persona que toma la decisión. No en vano se dice que “Lo fácil nunca es bueno”.
Efecto dominó
Si un empresario actúa sin límites morales, con la única finalidad de lucrarse y obtener ventajas personales, se está destruyendo éticamente, a la vez que su comportamiento irradia un mensaje y unas normas de actuación que se extiende hacia todos sus colaboradores: es el conocido «efecto dominó», que provocará efectos en la forma de actuar de todos ellos. Alguien les está mostrando el camino a seguir y les incita a renunciar a su propia ética. Y el efecto es imparable, porque probablemente esa falta de ética y valores de la persona en el ámbito de trabajo se vaya reflejando también en diferentes planos, primero a nivel social y, por último, en el hogar.
¿Cuánto gano si soy ético…?
Al mencionar, al inicio del artículo, que la ética en los negocios permite obtener una rentabilidad a medio y largo plazo, quizá he podido inducir a error. Un comportamiento ético quizás no sea suficiente para obtener una mayor rentabilidad económica, pero hay que tener muy presente que la rentabilidad económica es tan sólo una consecuencia más de las decisiones adoptadas teniendo presente los valores y ética del empresario.
Si un empresario actuase con ética, única y exclusivamente por motivos económicos, pecaría de necio, puesto que sería algo similar a no beber un veneno única y exclusivamente porque tiene mal sabor. Entonces, ¿qué ocurriría si encontrase un veneno con buen sabor? La autenticidad, educación, valores y principios que tiene esa persona es lo que justifica que actúe con ética. El empresario que miente para vender un servicio o incita al cliente a actuar de forma poco ortodoxa para obtener su ansiada comisión, no es consciente de que está sacrificando al mismo tiempo: un intangible de un valor incalculable, esto es, su ética, su compromiso con la verdad, su honestidad, la lealtad a sus propios principios y valores.
Un intangible de incalculable valor
Ese valor intangible que es la ética en los negocios conforma los cimientos que permiten la rentabilidad sostenida a largo plazo, y es la garantía de la continuidad, el desarrollo y la expansión, lo cual constituye el fin último de la empresa como comunidad de personas.
Quien utiliza la ética con el fin de obtener dinero, antepone el valor económico a su realización como persona, por lo que no es de extrañar que, tarde o temprano, termine recurriendo a otros medios menos lícitos para la consecución del mismo resultado: el beneficio económico.
¿Acaso existe algo más gratificante para un profesional que comportarse éticamente y obtener resultados económicos satisfactorios, a pesar de no hacer lo mismo que el resto de los empresarios que triunfan sin ética…?
La ética en los negocios como principal activo
La empresa que establece como valor innegociable la ética es una empresa en la que se puede confiar, y eso el mercado lo percibe. Si la ética es inherente a los principios y valores de los profesionales integrantes de la empresa, esos mismos profesionales velarán por tu bienestar y el de tu empresa. Este hecho es el que verdaderamente aporta el valor añadido que todo tercero busca, pues las personas buscamos rodearnos siempre de personas íntegras. La confianza, afecto, sinceridad, lealtad, honradez… Son valores que nunca podrán ser objeto de compraventa.
La ética en los negocios es la ventaja competitiva más solvente, estable, sostenible y determinante que puede ostentar una empresa.
La ética como valor permite a las empresas conseguir grandes resultados a todos los niveles, al no tener que combatir con cuestiones tales como sanciones, mala reputación, mala imagen de marca, trabajadores descontentos que acudan al trabajo sólo por dinero…
En definitiva, la ética siempre será rentable si se incorpora como valor, si se convierte en un activo de la empresa y se logra proyectar adecuadamente tanto a nivel interno como a nivel externo.
La ética debe ser la base, no solo de los negocios, sino de todo lo que hacemos. Las empresas mas grandes dicen tenerla, pero no es así. Aunque esto depende de la cultura, país, y creo que debe ser algo donde debe reforzarse día a día en nuestra cultura. La ética no solo dice cómo debemos dirigirnos con honestidad, sino también el dar a cada cada uno lo justo.
Hola Cesar,
Muy de acuerdo con tus palabras. La ética debe estar en todo lo que realizamos en nuestro día a día y ser parte de nuestra identidad.